Narradores Transmedia

En la antigüedad las grandes historias de la humanidad sobrevivían gracias al relato que pasaba de persona a persona y de generación a generación. Adquiriendo en esa transferencia características propias de la subjetividad de cada narrador y mutando según el contexto. Con la aparición de los medios de comunicación social, las grandes historias pasaron a ser contadas por comunicadores profesionales llegando a cada persona en forma mediada.

En la actualidad, las tecnologías de la información y comunicación han cambiado las reglas de la mediatización. La gran velocidad con que se amplifican las historias a través de los medios sociales y gracias a la multiplicidad de tecnologías y soportes, los relatos adquieren características transmedia. Como señala el especialista e investigador del fenómeno de las narrativas transmedia, Carlos Scolari[1], existen dos variables que caracterizan el proceso:

En primer lugar, las historias se cuentan a través de varios medios y plataformas, posibilitando que el relato pueda comenzar en un medio y continuar en otros. De esta manera, la narración aprovecha lo mejor de cada medio para contarse y expandirse. En segundo lugar, la participación de los prosumidores, que colaboran en la construcción del mundo narrativo. Si bien existe un relato oficial (“canon”) gestionado por el emisor (creado de arriba hacia abajo) se deben sumar las historias elaboradas por los consumidores (desde abajo) convertidos ahora en productores que se integran al “canon” oficial, contribuyendo aún más a la expansión del mundo narrativo transmediático.

A su vez, Scolari asegura que los prosumidores pueden crear contenidos informativos aportando nuevos relatos o expandiendo los contenidos periodísticos generados por los medios profesionales. En este sentido, el periodismo cumple las dos condiciones que caracterizan a las narrativas transmedia. Es decir, historias oficiales que se cuentan a través de varios medios (web, radio, televisión, gráfica, etc) y a su vez, historias creadas en una gran posibilidad de soportes que expanden el relato (blogs, comentarios, tweets, etc).

Según la clasificación que propone Massimo Martinotti[2] existen tres tipos de contenidos: Los textos, son los documentos y aplicaciones que presentan el contenido principal. Los paratextos, son los contenidos que envuelven el contenido principal y apuntan hacia él. Pueden ser contenidos generados por el emisor, como también por los consumidores a través de foros, blogs, u otras plataformas. Y por último, los hipertextos son aquellos contenidos que permiten al usuario profundizar en los temas y a través de ellos seguir tramas paralelas o ampliar las historias.

Para finalizar, en la misma línea, Jonathan Gray[3] explica que los paratextos representan un rol clave en la forma en que las audiencias construyen sentido. Se refiere a la forma en que muchas personas llegan al contenido principal, pero esencialmente a la contextualización que realizan del mismo, lo cual impulsa la expansión de significados. En síntesis, todos los elementos que giran en torno a la narración principal están inmersos en una sinergia que la alimenta. Y por lo tanto, narradores y conarradores dan sentido a un todo que es más que la suma de las partes.





[1] SCOLARI, Carlos (2011). Transmedia storytelling: más allá de la ficción. Disponible en: http://hipermediaciones.com/2011/04/10/transmedia-storytelling-mas-alla-de-la-ficcion/
[2] MARÍN AMATLLER, Antoni (2011). Reflexiones sobre la narrativa transmedia. Disponible en: http://mosaic.uoc.edu/2011/01/18/reflexiones-sobre-la-narrativa-transmedia/
[3] MANCINI, Pablo (2011). Hackear el periodismo. La Crujía. Buenos Aires.



Por Lic. Martin Montes para Jóvenes PR News.

Fuente: CPRPRA Blog.


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